El domingo pasado por fin jugamos una partida completa (acabamos a las 3 de la madrugada), en la que 4 avezados investigadores consiguieron evitar in extremis el despertar del Gran Cthulhu, que estuvo a sólo 2 fichas de perdición de arrasar Arkham. Las pasamos bastante canutas a lo largo de la partida (se nota que somos novatos), con fallos como que mi detective Joe Diamond se metió en un portal a mitad de partida sin venir a cuento (una vez dentro me di cuenta que no llevaba suficientes fichas de pista para sellar el portal). Cuando ya parecía que todo estaba perdido, lo intentamos a la desesperada entrando todos a la vez en los 4 portales que había abiertos para cerrarlos de golpe y ganar. Nos salió bien con mucha potra y mejores tiradas.
Qué divertido!!
Por cierto, en esa partida pusimos en práctica una regla opcional que se me ocurrió para darle más emoción y "realismo" al juego: ningún jugador puede mirar la cara de combate de un monstruo hasta que se enfrente con él, de manera que no puede hacer el típico cálculo de "tengo 3 de cordura y si fallo sólo me quita 2, así que me pongo lo máximo en pelea", etc. Como en el juego de rol, los investigadores no tienen por qué saber las características de los monstruos hasta que se vayan "curtiendo" con ellos. Gracias a esta regla, p.ej., mi detective malherido con metralleta quiso despejar el camino a otro investigador enfrentándose a un bonito Sogoth, superó la tirada de combate pero (como no sé las estadísticas del bicho) se fue directo al hospital por culpa de que el Sogoth tiene "Abrumador 1".
¿Qué os parece esta regla a los más veteranos? Si habéis jugado mucho no tiene tanta gracia porque conoceréis a los bichos, pero no tanto como para saberlos de memoria, claro.
) y nos carguemos unos cuantos primigenios.
